Alterando mi conciencia me siento feliz.
Embriagándome de todo el elixir
de vivir rodeado de pecado,
a pesar de con mi vida haber acabado.
Brindo por los despojos de este mundo…
Brindo tambien, incluso,
por quién me llevó a conocer la derrota,
por quién me dejó las alas rotas
impidiendome alzar el vuelo,
arrastrándome siempre a ras de suelo…
Brindo por los placeres de la vida,
los sanos y sobre todo los insanos.
Pues en ellos encuentro la dicha
de poder sentirme humano.


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