Me siento tan cansado.
La vida se me hace cuesta arriba,
y no encuentro a ese aliado
que todavía mantenga viva
las llamas de mi pasado.
Me siento cansado
y postrado en mi lecho
busco cuál es mi pecado.
Observando fijamente mi techo
comprendo que llevo en mi pecho
su nombre con fuego grabado.
Me siento cansado…
De la vida, agotado…
Más todavía respiro.
Con esfuerzo camino.
Y mantengo la esperanza
de volver a bailar un día las danzas
de aquella música gloriosa.
Aquella sinfonía hermosa
que excitaba mis sentidos.
Que hoy, entre jadeos y suspiros,
no logro alcanzar a escuchar.
Más ya, casi todo da igual.
Poco a poco intentaré caminar
procurando no hacer nunca el mal,
e intentando, no dejar de respirar.


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