Afeitarse.
Raparse.
Ducharse.
Arreglarse…
Y para qué?
Si detrás de mi aspecto sólo estoy yo:
El corderito y también el lobo feroz.
Esta sociedad me ha corrompido,
lo ha hecho desde bien niño.
Y ahora que intentaba revelarme,
con fuerza mis pies quiere pararme.
He pensado mil veces en lo peor,
en decir por siempre el último adiós.
Pero aún queda mucho por gritar,
aunque el mundo sólo me quiera callar.
De momento estoy estático por desidia,
pero algún día tendréis envidia
de lo que puedo llegar a ser.
Sólo necesito, en mí creer…


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