Busco un lugar en mi mente
lejano al bullicio y al ruido
dónde no haya gente
que me haga sentir perdido.
No soy lo que la gente leé.
Tampoco lo que vé.
Sólo soy lo que soy.
Simplemente, Eloy.
Aunque en mis adentros soy kiko.
Aquel niño chiquitico
que se escondía detrás de mamá
y que tenía miedo de papá.
Hoy sigo siendo un niño
necesitado de cariño
que todavía puede volar
y que a veces sueña con triunfar.
Aunque en realidad mi reflejo
es el de un hombre viejo,
triste y cansado,
que su vida ya ha agotado.
Que sólo le quedan unos versos
que ya no consiguen más besos
que los que da la soledad.
Secando el alma sin piedad.
Por eso siempre que puedo
me dejo llevar por los sueños
dónde a veces todavía vuelo
sin apenas rozar el suelo.



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