No quiero ser pensionista.
Quiero llegar a triunfar
cómo cualquier otro artista
y llegar a vivir de rimar.
Poner de fondo una pista
y atreverme a cantar
como si fuera vocalista
y que os llegue a gustar.
Poder perder de vista
un trastorno bipolar
que me hizo perder la pista
de lo que llaman realidad.
Antes era como el trapecista
qué por segundos podía volar.
Ahora soy como el pianista
que no volverá a tocar.
Tengo en mi haber una lista
de poemas sin acabar
deseosos de la conquista
de que se puedan publicar.
Me siento el paracaidista
qué no se atreve a saltar.
Tobogan lleno de aristas
cuándo me voy a deslizar.


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