Las pastillas son mi cárcel.
Los porros mi libertad.
Puede que no sea un ángel
pero tampoco un criminal.
Váyanse a la mierda y se callen
todos los de esta maldita ciudad.
Cuándo a vuestros hijos los rallen
lo veréis con más claridad.
Mientras tanto no hablen
solamente por no callar
porque de mi nadie sabe
ni la mitad de la mitad


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