Muere la esperanza ya carente de luz y mi corazón se arrincona en lúgubres escenarios de dolor. La vida es una pesadilla para quien debería serle brindada y un placer para quien no merece ni tan siquiera haber sido soñado. Cuando llegue el momento del ajuste mis tormentos saldrán de sus ruinosas ilusiones y verán gloria en su antiguo dolor. Mientras tanto, soñaré una vez más con el placer que me otorga imaginarme sonriendo.


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