La excusa que pones para aporrear
es la de que haces tu trabajo.
Pues, a lo mejor, mi trabajo es rimar.
Así que puedes irte al carajo
si lo que digo te sienta mal.
A mí me provocas asco
y juraría que a muchísimos más,
pero mientras tengas dinero en el banco,
todo eso a ti te da igual.
Sabías de que ibas a trabajar
mucho antes de empezar,
así que, no existe excusa válida.
Sabías que tendrías que aporrear,
incluso, a personas inválidas.
Sabías que ibas a amedrentar
a los que tienen menos recursos,
y entre traficar y mendigar,
van resolviendo sus asuntos.
Yo si rimo es consecuencia.
No es un acto voluntario.
Es el dolor de tu presencia
que crea un mundo insolidario.


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