En la inmensidad de tu oceano

En la profundidad de tu caverna,
siento los placeres de estar vivo.
Sumido en la deliciosa faena,
extiasiados hasta el olvido.

En tus bellas y abruptas montañas,
descansan placenteras mis manos,
mientras el fuego que hay en tu alma,
grita al cielo, cuanto nos quemamos.

En la inmensidad de tu océano,
en el que me zambullo y nado,
esparzo un millón de pétalos,
que suelto, lento, de mis manos.

En las redes de tus olvidos,
huelo el perfume de tu esencia,
y me tranforma los sentidos,
hasta perder mi presencia.


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