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Les voy a contar una breve parte de mi vida para que entiendan porque creo que debemos explotar nuestros talentos, por pequeños que pensemos que son.
Soy bipolar tipo I, tengo 40 años (en mi mente sigo siendo un niño de 17). Hasta 2001 era una persona medianamente normal, siempre fui raro con respecto a los demás, pero no sobresalía por nada especial, ni bueno, ni malo. De algún modo siempre me senti vacío, pero eso no era una enfermedad, era un estado de ánimo, o eso pensábamos todos pues de aquella no llevaban a los niños al psicólogo.
En 2001 tuve mi primera crisis fuerte, tuve paranoias muy intensas que me hicieron pensar irrealidades muy debastadoras para mi cabeza.
Me encerrré un tiempo en casa, tratando de superar eso. Me medicaron muy fuertemente y la paranoias desaparecieron, pero se generó una depresión brutal. No era capaz ni de ducharme, a veces pasaba más de un mes sin hacerlo…
Pasaron los años sumido en esa depresión, pero poco a poco fui despertando, mucho gracias a un buen amigo que nunca se rindió conmigo, y me obligó a salir de esa carcel voluntaria, muy poco a poco.
Un día estando muy mal animicamente, empecé a trabajar en una asesoría. Trabajar en un despacho como el que trabajaba yo seguro que es un lujo para muchos, sin embargo los 7 años que pasé allí fueron un infierno. Yo así lo sentí.
No tenía ningun tipo de vida social, así que mi vida era de casa al trabajo y del trabajo a casa, no tuve vacaciones en esos siete años, mi cabeza nunca descansó de todo ese estrés constante, pues nunca fui capaz de perder el pánico paralizante a hacer las cosas mal cuando alguien me observa…
Cuando trabajo solo puedo ser capaz de maravillas si me siento sano.
El caso es que después de toda mi vida siendo diferente, y después de unas muy malas experiencias vitales, mi mente necesitaba gritar. Necesitaba pedir auxilio. Yo no podía dejar ese trabajo, era lo que mantenia la economia familiar. Estaba entre la espada y la pared…
Mi cabeza, un dia, rimó dos versos que le sonaron bien, y mis manos los escribieron. Después de esos dos versos vino el tercero y el cuarto, y asi hasta terminar el que fué mi primer poema. Había soltado el grito mas hermoso que pude haber imaginado. No por el poema, sino por ser poesía.
Nunca fui un gran lector, y mucho menos de poesía, pero lei ese poema y pensé, intentando ser humilde conmigo mismo, que era un buen trabajo. Había escrito un pequeño poema, y yo era capaz de ver todo el significado que le había intentando dar. Así que me sentí muy orgulloso de ese poemita cutre que ya ni recuerdo cual fue. Quizás incluso lo haya perdido… Me senti orgullooso y liberado. Muy liberado. Mi mente había conseguido gritar y se sentía plácida.
Después de ese primer poema, y tras unas cuantas semanas, volvió a suceder, mi cabeza inventó unos versos que se conviertieron en poema….
Al principio era todo muy lento, casi nunca escribía, pero cuando me di cuenta tenía unos cuantos poemas escritos por mí. Muy pocos en mucho tiempo, ni siquiera daban para un primer libro. Pero era algo hecho por míí y había salido de la nada, o mas bien de las pocas neuronas que me quedaban entonces.
En algún momento le hablé a alguien de que escribía a veces, nunca quise llamarme poeta, nunca quise llamarlo poesía, me parecía mucho nombre para tan poco autor. Pero alguien me dijo que publicara. Evidentemente no podía publicar un libro con 20 o 30 poemas, me parecía algo ridiculo. Pero alguien me dijo que crease un blog, y así lo hice. Empecé a colgar allí muchos de mis poemas, no todos, sólo los que no me hacían sentir vergüenza de ser mostrados al mundo. Y colgaba muy especialmente los que eran un claro grito contra el mundo y a veces contra mi mismo.
Ayer, reflexionando sobre lo que es mi poesía, a la que ya me atrevo a llamar así, me he dado cuenta de que casi todos esos poemas dicen los mismo, que se pueden resumir en sólo tres palabras. Libertad, Locura y Soledad.
El que sepa leer entre lineas, o no tanto, pues mi lenguaje es más claro por necesidad de expresión que por ser una persona cultivada. Podrá leer claramente resumida toda mi obra en estas tres palabras tan importantes para mí.
En la asesoría, un día, exploté, no podía más y me fui al pisquiatra, estaba entrando en fase maniaca.
Lo primero que hizo mi jefe después de volver del psiquiatra fue decirme que me iba a despedir, y así lo hizo. Sólo por estar enfermo, pues en esos 7 años que estuve ahí, por muy nervioso que me ponía, di todo y más de mí, incluso mejoré muchas cosas que estaban mal en ese despacho. Pero me dieron la patada como un número que soy. En 7 años nunca me había cogido una baja por nada, y podía haberlo hecho muchas veces, de hecho en una ocasión fui a trabajar con collarín por haber tenido un accidente durante mas de dos semanas. Ni tan siquiera me pedí los días de asuntos propios que me correspondían todos los años. Y sin vacaciones… Me utilizaron hasta que exploté y dejé de serles útil.
Me fui al paro, cobrando mucho menos de lo que cobraba en el trabajo, y el dinero no me llegaba en absoluto para cubrir mis gastos.
Un día cualquiera, sin pensar demasiado y creo que un tanto maníaco, cogi 10 de mis poemas, los imprimí, les puse una portada con el nombre de mi blog para hacerle un poco de publicidad, y les puse una grapa. Hice 40 copias y salí a la calle decidido a probar suerte vendiendolos a los transeuntes…
Mi sorpresa es que al final del día había recaudado casi 40€, lo cual no está nada mal… Repetí alguna vez más, y la media varía un poco según días, horas, fechas, etc… Pero he podido comprobar que lo que fue un día mi sufrimiento, se convirtió en algo casi hermoso: poesía, y pude comprobar que el arte es explotable, que puede llegar a darme de comer, que tengo una alternativa a ser un exclavo o vivir de una pensión… (Aunque lucharé por ella con uñas y dientes)
A día de hoy tengo 3 libros publicados en Amazon y tengo mi imprenta casera para publicarlos yo de forma autónoma, muy a mi ritmo… Lo cuál me asegura una posibilidad de ingresos por mínima que sea en caso de que la Seguridad Social no me reconozca un derecho… Es cierto, aun teniendo todo esto no me siento capaz de hacerlo. Pero en la voluntad está la fuerza, y llevo ya demasiado tiempo queriendo volver a salir a la calle a vivir experiencias, y esta es una que me gusta mucho…
De momento estoy en Stand By, a la espera de una reaccion interna que me haga volver a tener ganas de luchar… Tengo todos los medios. Tengo todas las armas. Me falta fuerza, ganas y voluntad. Pero esto se puede hacer, esto es una posibilidad para mí, y para todos aquellos que se sientan capacitados para algo parecido.
Mi imprenta casera, muy rústica, me ha costado 500 euros tenerla. Y es algo que simplemente está ahí para urgencias, al menos de momento. Me gustaría ser totalmente capaz de ejercer este oficio 8 horas diarias, pues me hace feliz, aunque algunos puedan verlo poco digno. Para mi es una forma muy noble de vivir y de darse a conocer….
Espero que te haya gustado leer una de mis breves vidas. Y espero que encuentres la fuerza que a veces sé que te falta, seas quien seas.
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