Puede que tenga una enfermedad mental
pero de gilipollas tengo poco.
Tratame como si fuera normal
y me sentiré menos loco.
Parece que hasta un delincuente
tiene a su lado a más gente
que alguien que vive un infierno
por culpa de estar enfermo.
Yo no elegí ser bipolar
pero me he dado cuenta
de que no debo luchar
contra una tormenta.
Si reconozco el problema
me siento más tranquilo
pero con una gran pena
que a veces no asimilo.
No puedo contradecir al psiquiatra,
él tiene un título en su pared,
así que, aunque meta la pata,
la razón para él.
Y si la medicación me mata
que le echen la culpa al hachís,
lo único que me relaja
sin tener que querer morir.

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