No se a que estoy enganchado,
si a los porros o al tabaco.
Sólo sé que este me da asco
y aún así no puedo dejarlo.
Pero al aliñarlo tiene otro sabor,
me produce relajación,
y me da mucha menos tos
que lo que otros meten al pulmón.
Soy asmático de nacimiento,
y los porros son broncodilatadores.
Hace años que no estoy a tratamiento,
tantos cómo llevo entre los fumadores.
Ahora, además,
me calman la ansiedad.
Sufro trastorno bipolar,
y a mí me ayudan mucho más
que lo que me han recetado hasta ahora.
Quizás haya llegado la hora
de decir adiós a psiquiatría,
intentar vivir sin pastillas,
y salir a buscarme la vida
con mis más tristes poesías.
Al menos, así tendré la honra
de gastar lo que me sobra
en lo que me de la gana
y que a alguno se le quiten las ganas
de juzgar en lo que gasto.
Lo que a algunos da quebranto
a mí puede producirme placer,
como lo puede ser enloquecer.
Puede que nadie lo entienda
pero no tienen derecho a juzgar.
No van a hacer que me arrepienta
nunca jamás de fumar.




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