Es dificil ser artista callejero
cuándo eres un triste poeta.
Si por lo menos fuese rapero
quizás alcanzaría mi meta.
Pero para vender mis poemas
debo invadir tu espacio
y a veces me tiemblan las piernas
al acercarme a ti despacio
y preguntarte con una sonrisa
si quieres comprarme un librito,
pues algunos ven con mal prisma
los versos que he escrito,
ya sea por mis ideales
o por considerarme un proscrito,
por vestir con sucios retales
o ser a los porros adicto.
Yo sólo intento desahogarme
sin usar nunca la violencia
y poder la vida ganarme
sin tener que perder la paciencia,
y sin tener que ir al psiquiatra
diciendo que me quiero morir.
Si alguna vez metí la pata
aún tengo derecho a ser feliz.
Y pido disculpas anticipadas
por quién pueda llegar a ofender
pero cuándo escribo a la desesperada,
las formas tiendo a perder.



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