Antes tenía mucha labia
pero intentaron callarme.
Yo me llené de rabia
y ya no pueden pararme.
Intento desahogarme
escribiendo cada día
aúnque puedan juzgarme
por lo que dicen mis poesías.
Nadie está obligado a leer,
y todo lo que digo
no lo tienen porque creer,
pues sólo yo soy testigo.
Pero debo insistir en mis quejas
contra psiquiatría y sus rejas
y contra una medicación
que te hunde en depresión.
Quiero escapar de esta droga
tan adictiva e incapacitante
que, de momento, hasta ahora,
sólo ha sido algo frustrante.
Sólo cuando reduzco la dosis
empiezo a estar mejor
y a cualquiera le entra psicosis
rodeado de tanto cabrón.
Gente que se aprovecha
porque te considera inferior
y que luego te deshecha
si encuentra alguien mejor.
Y ahora quieren curarme?
Pues déjenme ser yo.
No intenten cambiarme.
Y métanse por culo mi pensión.


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