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Quizás debería alejarme de la gente
que me recuerda constantemente
que tengo una enfermedad mental
y que por eso mi cabeza funciona mal.
Mi cabeza va mejor que la de muchos,
sólo que totalmente desordenada.
Hace mucho tiempo que lucho
por vivir con ella más despejada.
Tengo un c.i. de ciento veintitres
y aunque mucho lo he desaprovechado
tuve mi buena época de leer
y algunas cosas se me han quedado.
En el instituto fuí el mejor en mates
cuándo me empezaron a gustar.
Así que no vengan y traten
de quererme engañar,
pues cómo buen hombre de ciencia
de todo dudo y en nada pongo creencia
hasta que pueda comprobarlo yo mismo,
aunque a veces me pierda en el abismo
de una espiral de pensamientos
que llegan a ser el cimiento
de algún verso incoherente
que busca salir de mi mente.
Así que si hasta del sufrimiento
consigo sacar algo decente
es porque quizás no miento
al decir que soy inteligente.
Basta ya de falsas modestias.
Pero también de caraduras
que intentan despertar a la bestia
y después llamarlo locura.
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