Nada Cambia

Pétreos corazones olvidados por mortales sentimientos.

Fuegos fatuos a la hora de la oscuridad.

Cenizas… polvo en que nos convertimos.

Polvo que nunca hemos dejado de ser.

Féretros llenos de vidas incompletos

aguardando el más allá como si de algo sirviera…

Lo que no fue, no será…

Ni los llantos incesantes y solitarios

del Diablo cuando recuerda quien fue,

Ni todo el poder de un dios

Lograrán cambiar las cosas.

Mi cofre oxidado guarda la llave que lo cerró…

Nada cambia, jamás cambia…

Mi alma finge sorprenderse

pero lo sabe desde hace tiempo.

Está presa entre barrotes de deseos

qué nunca se romperán, qué nunca se oxidarán

qué nunca se lograrán…


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