Abajo la Reina Roja

No somos delincuentes.
Somos golfos y gamberros,
pero somos gente corriente.
Alguno, quizás, hasta bombero.
Lo que sí es delincuencia en el mundo,
es el ya. normalizado abuso
de este sistema policial
dónde casi es delito respirar.
Tienes derecho a no protestar
aunque sufras todo tipo de abuso.
Tienes derecho a morir de hambre
si no quieres pertenecer a este enjambre
de reinas paridoras de obreros
y de zanganos que se quedan todo ellos.
Tambien tienes derecho a ser esclavo
del más ínfimo salario
que ellos decidan para ti,
mientras en mansiones los ves vivir.
El mundo está totalmente harto
de que en cada tempestad,
el primero en abandonar el barco,
sea el que se hace llamar capitán.
Esto un poema para presidentes y reyes,
y para todo el que aún creé en sus leyes.
Siembra tormentas, siembra,
que está cerca la cosecha.


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