Bucle

Casi siempre me voy a dormir con la esperanza de que al día siguiente, algo haya cambiado. Pero no. Nunca cambia. Vivo un interminable domingo qué si, al menos, fuera de resaca, tendría un buen motivo para quejarme. Pero por culpa de mis pastillas, ya casi ni puedo beber alcohol, apenas. Quizás lo único que me daría esa asquerosa seguridad que sólo  tienen los borrachos. Deseo perder todas mis vergüenzas por un instante, en medio de esa niebla ondulante sobre la que crees flotar cuando alcanzas el punto idóneo.
No. No pretendo incitar a beber. Beber es tan asqueroso como un borracho. Prefiero incitar a perder todos los miedos ilógicos antes de tener que llegar a tal punto.
Aún así, no debemos juzgar si alguien usa metodos menos aceptados por el populacho para escapar del dolor, sea este físico, psíquico, o espiritual. No  podemos saber por cuántos infiernos ha rondando un mismo alma buscando escapatoria sin encomtrarla.


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