El mejor trabajo

El mejor trabajo que tuve en mi vida
fue vender en la calle mis poesías.
Pude sentir auténtica libertad
y alguno pensó que rimaba con calidad.
Pedía dos euros o la voluntad
por un librito con diez poemas
y con eso llegaba a pagar
facturas, comida y petas.
Podrían llamarlo mendicidad,
o que rozaba la indigencia
pero ya no volveré a trabajar
para un tirano de mierda.
Ahora no salgo a vender
pero escribo diariamente.
Lo hago para intentar vencer
un problema de mi mente.
Pero sé que cuando pueda,
mucho más que cuándo quiera,
volveré a ofrecer mis poemas
a cambio de unas monedas.
Y a convertir alguno en canción
para ver si consigo un millón
y así me retiro para siempre,
como también querría la gente.


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