Todavía te siento.

Tal vez tú los hayas olvidado

pero yo, aún guardo en mi mente

los inicios de nuestro pasado.

Yo, un cobarde convertido en valiente.

Tú, una guerrera con alma de princesa.

Muchas cosas han cambiado…

Muchos puentes hemos ya cruzado.

Pero aún estás siempre en mi cabeza.

Y en mi pecho llevo tu nombre tatuado.

A fuego defiendo tus besos,

tus caricias, incluso los llantos…

esos que, por gloria, nos han aferrado.

No te cambio. Ni por oro, ni por grandeza.

quiero seguir siendo tu esclavo

y rezarle a Dios que aún te merezca

y que nunca aparte de mi tus labios.

aún deseo el todo contigo,

aún sin ti todo vale nada.

Agradezco al destino aquel día

en que por fin unió nuestros caminos.

y confío en que algún día

nunca dejen de ser el mismo.

 

 


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